Los desaires de Sánchez a Marruecos: no fue su primer viaje oficial, elogia a sus rivales y ahora acoge al jefe del Polisario

Mohamed VI se reúne con Pedro Sánchez en Marruecos
El presidente Sánchez, a la izquierda, reunido con Mohamed VI en Marruecos.
PRESIDENCIA DEL GOBIERNO
Mohamed VI se reúne con Pedro Sánchez en Marruecos

El Gobierno de Pedro Sánchez suma un nuevo desaire a Marruecos: la presencia en España de Brahim Ghali, jefe del Frente Polisario. Ghali está hospitalizado en estado grave en Logroño y bajo una identidad falsa, según confirmaron este jueves fuentes diplomáticas. Sobre él pesa una imputación por delitos de genocidio por parte de la Audiencia Nacional, que ya trabaja para corroborar que está en territorio español y para, si procede, tomarle declaración.

Fuentes diplomáticas consultadas por 20minutos se escudan en "razones humanitarias" para explicar que Ghali esté en España. "Ha sido trasladado a España porque necesita cuidados sanitarios y se le atiende por cuestiones humanitarias", subrayan. No explican, en cambio, cuándo entró Ghali en territorio español, en qué consiste esa motivación de carácter humanitario, ni responden a la pregunta de si se avisó a Marruecos de estos hechos.

Preguntada por este asunto este viernes, la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, se limitó a alegar las citadas "razones humanitarias" para intentar zanjar el episodio. Al tiempo, negó que pueda interferir en las relaciones entre España y Marruecos: "Para nada. Esta cuestión ni impide, ni perturba, las excelentes relaciones que España tiene con Marruecos, que es no sólo un vecino y un amigo, sino un socio privilegiado en lo económico, en lo político, en lo migratorio, en lo empresarial y en la lucha contra el cambio climático", remarcó la ministra, que rechazó aportar "ningún detalle adicional", informa EFE. Lo cierto es que ese vínculo estratégico atraviesa horas bajas. 

Una tradición rota

La Presidencia de Sánchez ya tuvo un mal comienzo, en 2018, en lo relativo a Marruecos, ya que se rompió la tradición de que el primer viaje oficial sea a ese país. Aunque el socialista tenía previsto que esa fuera su primera visita, Rabat replicó que el rey Mohamed VI no estaba en el país y el líder del Ejecutivo optó por no supeditar su agenda a la disponibilidad del monarca –según argumentaron entonces fuentes gubernamentales– e inició una gira europea, que tuvo su primera parada en París, donde se citó con Macron.

El primer viaje de Sánchez a Marruecos no se produjo hasta noviembre de 2018, cuando fue recibido por Mohamed VI. Tras la audiencia, el presidente español sostuvo que las relaciones eran "extraordinariamente" positivas y se propuso "estrechar" los lazos entre ambos países, que se emplazaron a una Reunión de Alto Nivel –un encuentro similar a las cumbres bilaterales con países europeos– "para seguir profundizando las relaciones".

Lo cierto es que, más de dos años después, esa cumbre aún no se ha producido. Estaba prevista para diciembre de 2020, pero en las fechas previas surgieron informaciones que apuntaban a que Mohamed VI no recibiría a Sánchez y finalmente se aplazó la visita, oficialmente porque la pandemia impedía celebrar el encuentro con "garantías de seguridad sanitaria". Se barajó la posibilidad de retomar el encuentro en febrero o marzo de 2021, pero tampoco en esa ocasión fue posible. El Gobierno insiste en que la reunión se celebrará "lo antes posible", pero evita citar ninguna fecha concreta.

Elogios a otros países

Sánchez, en cambio, sí ha visitado otros países del continente africano, a los que les ha dedicado un buen número de elogios. Después del parón que impuso la pandemia, su primera visita fue a Mauritania, a donde viajó acompañado de un paquete de ayuda para contener el coronavirus. Mauritania es "un país amigo" y un socio esencial para hacer frente a los retos de estabilidad y seguridad en la zona, dijo Sánchez, que prometió al país que "siempre podrá contar con el apoyo de España".

Después, en octubre, Sánchez visitó Argelia, donde se marcó el objetivo de "profundizar aún más los lazos institucionales, económicos y humanos" con el país. En esa línea, en marzo de este año recibió en La Moncloa al ministro de Asuntos Exteriores argelino, al que le dijo que España aspira a "convertirse en socio comercial de referencia" del país africano.

Esa misma vocación comercial tuvo la reciente gira africana de Sánchez, que le llevó Angola y Senegal a comienzos de abril. El objetivo era impulsar la relación con ambos países y buscar nuevas oportunidades de negocio para empresas españolas, aunque el viaje le valió las críticas del PP por producirse en pleno repunte de la incidencia del coronavirus. En una de sus intervenciones, el presidente dijo que "España quiere mirar cada vez más a África", aunque la cumbre con Marruecos sigue sin fecha.

Otros encontronazos

Otra de las polémicas del Gobierno con Marruecos tuvo como protagonista al líder de Podemos y entonces vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, quien llegó a pedir un referéndum para el Sáhara. El pasado noviembre, y en plena crisis migratoria con Canarias, Unidas Podemos acusó a Marruecos que quebrar el alto al fuego y solicitó a la ONU que garantizara la paz en la zona, después de que el Ejército marroquí desalojara a manifestantes saharauis que llevaban tres semanas bloqueando una franja de cinco kilómetros entre la aduana marroquí y la frontera mauritana.

Marruecos, por su parte, también ha generado tensiones. El pasado diciembre, el Gobierno español convocó de urgencia a la embajadora marroquí para pedirle explicaciones después de que el primer ministro del país, Saadeddine El Othmani, defendiera que Ceuta y Melilla "son marroquíes". Esas declaraciones llevaron a la secretaria de Estado de Asuntos Exteriores, Cristina Gallach, a recordar que el Gobierno "espera de todos sus socios respeto a la soberanía e integridad territorial".

Un año antes, también generó malestar –y preocupación, especialmente, en Canarias– la decisión de Marruecos de delimitar sus aguas soberanas mediante la aprobación de dos leyes, ya que los límites que se marcan en esas iniciativas entran en conflicto con las aguas del archipiélago. El proceso de delimitación aún no ha concluido, pero puede reavivar las tensiones entre ambos países. 

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